5 feb 2009

La fragilidad terrorista del sistema energético español

Un informe subraya la amenaza de atentados yihadistas contra instalaciones críticas nacionales. Los planes pasarían por detonar buques-tanque, asaltar refinerías o atentar contra oleoductos.

José María Olmo

La Fundación Athena Intelligence acaba de publicar un informe sobre los riesgos que afronta el sector energético español desde la perspectiva del terrorismo yihadista. Las instalaciones energéticas están consideradas objetivo prioritario de Al Qaeda y en 2007 fueron incluidas por el Gobierno en el Plan Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas para reforzar sus medidas de seguridad.

Partiendo de las peculiaridades de España —en 2007, el 99% del petróleo y gas que consumió la economía nacional procedió del extranjero, en su mayoría, de países inestables—, el estudio subraya la ubicación estratégica de la Península Ibérica en la ruta internacional de la energía. Por el Estrecho de Gibraltar pasa el Gas Natural Licuado (GNL) del Mediterráneo Sur y Oriente Medio con destino a Estados Unidos. Además, España es el primer país de Europa en capacidad de descarga y regasificación de GNL y recibe el 45% de todo el que entra en la UE.

El informe, realizado por Fernando M. Mañas, miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado experto en la materia, considera que la escasa densidad de la red de oleoductos españoles hace especialmente vulnerable la distribución del petróleo. La línea logística es una Y que conecta Bilbao-Gerona-Cádiz. El ataque requiriría un diseño meticuloso, labores de inteligencia e incluso infiltrados en las instalaciones, pero pondría el sistema contra las cuerdas.


Nuevos riesgos

Otra amenaza es el asalto y la toma de refinerías y regasificadoras, practicada por Al Qaeda y el terrorismo internacional en otros escenarios. Supone un riesgo aún mayor porque no hay antecedentes en España y la dificultad para evitar estos ataques es máxima. "Si además pensamos en determinadas instalaciones cuya situación las convierte en sí mismas en problemáticas, como por ejemplo la refinería de Tenerife que se encuentra en pleno centro urbano, las consecuencias de un ataque-toma-destrucción son difícilmente imaginables", sostiene el autor del documento.

La última variante analizada es la utilización de un buque-tanque como arma de destrucción masiva. El sistema copia el método del 11-S, donde los terroristas convirtieron aviones comerciales cargados de combustible en armamento pesado. La toma de un buque con gas licuado y su detonación en puerto es una de las 10 mayores preocupaciones del departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

Mañas explica que "la explosión termobárica que produciría la enorme cantidad de gas puede ocasionar tanta destrucción como una pequeña bomba atómica". El daño sería mayor en casos como el de la regasificadora de Mugardos (La Coruña), que está pegada al núcleo urbano.
En 2002, fueron detenidos en Marruecos tres sauditas miembros de Al Qaeda acusados de planear atentados contra buques en el Estrecho de Gibraltar, y el mismo temor se extendió en aguas de Canarias un año después.
El análisis se detiene también en el riesgo de atentados contra intereses energéticos españoles en el exterior, por ejemplo Argelia, donde la presencia de compañías españolas es elevada. De Argelia procede el 34,5% del gas que se importa. Mañas propone incrementar aún más la diversificación de los proveedores para reducir la vulnerabilidad del abastecimiento energético

(noticia original)

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