Ayer tuve la oportunidad y la gran suerte de asistir a una conferencia en la que el ponente era Francisco Mayor Zaragoza.
Comenzó diciendo una frase que me dejó perpleja: “un optimista, es un pesimista mal informado. Yo no soy optimista, soy una persona esperanzada ante la situación de crisis que estamos viviendo”.
Hoy más que nunca tenemos que ser personas esperanzadas, tenemos la gran oportunidad de cambiar, la crisis que estamos viviendo es la clave del cambio. Estamos comprobando con asombro y angustia que el sistema que ha gobernado hasta ahora este mundo se está viniendo abajo como un castillo de naipes y todos estamos sufriendo sus terribles consecuencias. Esta situación “inesperada”, es nuestra esperanza de cambio, de hacer las cosas bien. Tenemos que ser conscientes de esto y asumirlo.
Hasta ahora hemos vivido en la “seguridad total”, lo hemos tenido todo y nos hemos acomodado, hemos dejado que la sociedad de consumo nos engulla y hemos perdido la sana costumbre de luchar, de ser críticos y de hacernos escuchar. Esa seguridad total equivale al silencio total; el silencio de los silenciados, o sea nosotros, es muy triste; pero el silencio de los silenciosos (los que se han aprovechado de la situación y se han enriquecido a nuestra costa), es muy peligroso. Ahora tenemos la oportunidad de hablar, de actuar, de decir que este sistema no funciona.
Quizá sea el momento de observar. Que difícil es hacer esto, que difícil es observar lo que vemos todos los días, para la auténtica realidad de los que nos rodea. Nos hemos acomodado, nos hemos vuelto rutinarios, todo vale.
Hay una “verdad incómoda”, que está latente, que tenemos que analizar, no vale solamente quedarnos con lo que nos dicen los medios, tenemos que discutir, criticar. Hoy vivimos en una sociedad en la que la tecnología nos abre muchos puertas y ventanas que nos permiten ver más allá y tenemos capacidad suficiente para analizar, observar, dialogar. Cada ser humano es capaz de reflexionar, pensar, decidir, actuar.
Quizá sea el momento de construir una nueva democracia, o también de sacarle el polvo y la “suciedad” a la actual y despertar de este letargo y no dejarnos atormentar por la situación actual.
Federico Mayor Zaragoza decía ayer que hay tres instrumentos básicos para construir la paz y vivir en democracia:
Aprovechar la experiencia de nuestros mayores, su vida es una balanza de buenas y malas experiencias de las que hay que aprender.
La participación ciudadana, es un factor fundamental, tenemos que ser actores de nuestra vida, dar nuestro punto de vista y ser protagonistas.
Hay que apoyar más a la mujer para conseguir una sociedad en la que participemos todos por igual y no distingamos entre hombres y mujeres, todos somos personas que tenemos algo que aportar.
Por tanto, la experiencia, la participación y la igualdad, son factores e instrumentos fundamentales para el cambio tan necesario en este mundo.
Con ellos podemos afrontar esta situación y salir reforzados.
No debemos guardar silencio y no dejemos que las instituciones (que están teniendo un papel atroz en la gestión de esta crisis) nos hagan callar. Ha llegado el momento del cambio, aprovechemos la oportunidad.
Por eso no quiero ser optimista, sino que deseo ser una persona esperanzada. No nos quedemos en silencio, esperando a que alguien haga algo. No pensemos que no podemos hacer nada. Ayer decía F.M.Z, “que pena que por pensar que podemos hacer poco, no hagamos nada”. Es nuestro momento, el de la sociedad.
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