—Aún a riesgo de que su respuesta pueda levantar una nueva polémica, ¿cómo ve la Iglesia Católica en la actualidad?
—La veo de capa caída, en el sentido de que no ha sabido coger el ritmo de la vida. Hay una frase que siempre repito, la sociedad va en alta velocidad y la Iglesia en expreso. Haciendo una comparación un poco odiosa, diría que la Iglesia ha besado el crucifijo pero no ha cargado con la cruz y la cruz hay que cargarla. Tiene encíclicas preciosas y hace cosas preciosas, pero eso no vale para nada. Las parábolas de Cristo son sencillas y se entienden fácilmente, pero el lenguaje de la Iglesia es muchas veces ajeno a la realidad y no palpa la vida. Desde mi punto de vista, se debe a que hay mucha gerontocracia; parece que hay miedo de perder poder y lo que Cristo dijo fue: la Iglesia es servicio, no es poder. Una vez, un obispo me dijo que yo hacía lo que me daba la gana y le conteste: no, señor obispo, cuando usted quiera venga a las parroquias y verá lo que significa estar viviendo con la gente día a día. Creo que las normas están muy bien, pero un agente pastoral tiene que saber adaptarlas a la realidad.
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Luis Ángel Rodríguez Patiño cura de cinco parroquias y abogado en ejercicio
Este sacerdote analiza el presente de la Iglesia Católica, cuestionando su papel en la sociedad
entrevista de carmela lópez
Luis Ángel Rodríguez Patiño (A Coruña, 1957) es el cura párroco de Alto Xestoso, Val de Xestoso (Monfero), San Pedro de Cambás (Aranga), Momán (Xermade) y Labrada (Guitiriz), por lo que depende de las diócesis de Mondoñedo-Ferrol y Santiago. Hombre de una amplia formación –estudió Filosofía, Derecho, Ciencias Políticas, Derecho Canónico, Criminología y está acabando Trabajo Social–, el conocido popularmente como el cura de Xestoso compagina la actividad de su vocación sacerdotal –los domingos celebra siete misas, recorriendo entre 70 y 80 kilometros– con el ejercicio de la abogacía y vive a caballo entre la ciudad herculina y Monfero.
En el ejercicio de su labor como sacerdote, Luis Ángel Rodríguez ya tuvo varios “enfrentamientos” con los obispos, porque sus opiniones respecto a determinados temas que despiertan interés casi siempre son contrarias a lo que defiende la jerarquía eclesiástica.
—Aún a riesgo de que su respuesta pueda levantar una nueva polémica, ¿cómo ve la Iglesia Católica en la actualidad?
—La veo de capa caída, en el sentido de que no ha sabido coger el ritmo de la vida. Hay una frase que siempre repito, la sociedad va en alta velocidad y la Iglesia en expreso. Haciendo una comparación un poco odiosa, diría que la Iglesia ha besado el crucifijo pero no ha cargado con la cruz y la cruz hay que cargarla. Tiene encíclicas preciosas y hace cosas preciosas, pero eso no vale para nada. Las parábolas de Cristo son sencillas y se entienden fácilmente, pero el lenguaje de la Iglesia es muchas veces ajeno a la realidad y no palpa la vida. Desde mi punto de vista, se debe a que hay mucha gerontocracia; parece que hay miedo de perder poder y lo que Cristo dijo fue: la Iglesia es servicio, no es poder. Una vez, un obispo me dijo que yo hacía lo que me daba la gana y le conteste: no, señor obispo, cuando usted quiera venga a las parroquias y verá lo que significa estar viviendo con la gente día a día. Creo que las normas están muy bien, pero un agente pastoral tiene que saber adaptarlas a la realidad.
—¿A qué cuestiones concretas se refiere?
—Hemos visto animaladas como el tema de los condones. ¡Que le digan a África que no use condones! ¡Macho!, ¿qué estamos haciendo? Nadie quiere que haya una perversión sexual, nadie quiere matar a los niños, pero es que hay que saber la realidad. Yo no quiero que haya aborto, pero si estoy viendo que hay una chica violada o, sin ser violada, que no tiene una formación, ¿qué queremos?, ¿que se esté matando a un niño después? Se están tapando los ojos a la realidad.
—¿Por qué cree que ocurre?
—Porque la Iglesia es jerárquica. El otro día me preguntó una presentadora de televisión si no tenía miedo que me echaran de la Iglesia y le dije: ¿de cuál?, ¿de la Iglesia jerárquica, católica, apostólica y romana?, pues sí, pero de la Iglesia de Cristo no creo que me echen, Cristo va por otros parámetros.
—¿Qué opinión le merece el tema de los matrimonios entre homoxesuales?
—Me parece muy bien, es decir, creo que la Iglesia tiene que respetar la naturaleza humana. Seguimos hablando de lo mismo; la balanza hay que ponerla en su punto. Una cosa es la perversión y aquí hago lo que me da a mí la gana, y otra cosa es la naturaleza humana. Yo lo he experimentado con una chica lesbiana que vino llorando y Los me dijo que quería ser cristiana. Le dije: no te preocupes, sigue con esa fortaleza y con tu conciencia, y hazlo lo mejor posible. La Iglesia tiene que actuar como madre y creo que una madre, incluso no gustándole, no rechaza a sus hijos por eso, les pedirá que sean buenas personas y que se respeten. Cristo no rechazó a nadie y estuvo con los más débiles y los más marginados de la sociedad.
—¿Estaría dispuesto a celebrar una boda entre personas del mismo sexo?
—Si me lo permitieran sí, pero no puedo hacer algo que realmente está prohibido porque no está reconocido. Tampoco voy a hacer la pamplina por hacer el payaso. Ahora, bendecirlos sí, porque seguro que Dios los bendice. A mí me dicen muchas veces ¿y tú por qué estás dentro de la Iglesia si eres así?, y yo pongo el ejemplo: para dar clases tengo que estar dentro de la Universidad y a lo mejor es la más desgraciada del mundo. En realidad, son los medios que yo tengo para trabajar desde dentro.
—¿Cómo ve el celibato?
— Siempre estuve en contra. A mí me ha producido mucho dolor siempre, porque muchas veces estoy sintiendo la soledad. En este punto, tengo más pánico a la gente que a la jerarquía, porque se han metido tanto que la gente se fija más en esas pijadas que en si eres buen cura. Lo que quiero es que la jerarquía le diga a la gente esto es una norma de derecho eclesiástico humano, la hemos puesto nosotros, no es derecho divino. La gente tendría que saber que no es cosa de Jesucristo. De hecho, antes del siglo IV se casaban, hasta el año trescientos noventa y algo, hasta que se celebró un concilio porque estaban todos por ahí adelante amancebados y haciendo virguerías, por eso lo prohibieron. Les interesa, porque además es una manera de manejar la conciencia de sus empleados, te manejan como quieren. El celibato me parece una cosa preciosa, siempre que sea opcional. Porque, vamos a ver, si es una gracia de Dios ¿quién es la Iglesia para manejar eso? Aquí se me viene a la mente otro cachondeo; tú ves un anglicano que no está de acuerdo con la iglesia anglicana porque ordena a las mujeres y permites que ese tradicionalista pase a la Iglesia Católica y siga casado. Entonces ¿en qué queda esto? O es para todos o no es para nadie. Están perdiendo gente valiosa y de ahí vienen también otras atrocidades que están ocurriendo.
—¿Se refiere a la pederastia?
— Sí, los pederastas sí que son unos desgraciados. Yo ya lo denuncié en varias ocasiones y les llamé terroristas, entre comillas, a los obispos, por haber callado. Solo con que haya un caso no se puede callar, aunque seamos mil millones, porque no es lo mismo que conduzca yo a que lo haga un taxista y vaya haciendo tonterías. Al taxista se la da una licencia especial para que conduzca. Muchos padres me dieron las gracias por el comunicado que hice en ese sentido, porque eso les permite seguir teniendo a sus hijos e hijas en colegios de curas, porque no todos son iguales.
— ¿Y el papel futuro de la mujer en la Iglesia?
—Para ellos parece que es un dogma de fe. Incluso son capaces de permitir antes que se casen los curas a ordenar a las mujeres. Cristo nunca dijo eso. Desde el punto de vista civil se viola el artículo 14 de la Constitución, porque no hay diferencia de sexos. La Iglesia Católica no puede vulnerar civilmente las normas de este país. ¿Por qué criticamos entonces que los musulmanes hacen esto o lo otro? La Iglesia Católica también tiene sus cosas. La mujer es un ser humano creado por Dios a imagen y semejanza suya. Por eso, yo he modificado la oración “Bendito seas Señor, Dios del universo, por este pan y este vino fruto de la vid y del trabajo del hombre”, diciendo “del trabajo del género humano”. Para ellos la mujer es muy importante de monja para limpiar las iglesias, pero no le dan más oportunidades. Es como si dijeran que no puede ser abogada o médico. No puede ser. A mí me pone de malas, porque además se quieren basar en que el Evangelio es así. Si lo tomamos literalmente, cuando dice “si tu mano peca, córtatela”, muchos tendríamos que cortarnos las dos. Insisto en que la Iglesia jerárquica, no la de Cristo, tiene doble rasero para medir sus cosas y eso es porque le interesa la gerontocracia, le interesa mantener el poder y que la estructura se mantenga, no le importa que el Espiritu Santo viva, que haya una comunidad eclesiástica que dé confianza y sea dinámica.
—¿Escucha la radio?
—Sí, principalmente la Ser, porque tengo un programa allí, y Radio Nacional, por las noticias La COPE, de vez en cuando, porque me interesan esas noticias generales que da la Iglesia para saber lo que pasa, los domingos por la mañana. Me parece muy partidista.
—¿Qué balance hace de la visita del Papa?
—Negativo. Tiene derecho a salir y además tiene que salir, pero que lo haga a su catedral. Un cazador me decía el domingo que fue con su mujer a Santiago y el mercado estaba vacío. No me extraña, con tanta seguridad, no vendieron nada del miedo que metieron. No puedes jorobar todo, ¿entiendes? Una vez ya pasó algo parecido con la primera visita de Monseñor Gea a As Pontes. Decía que la fábrica tenía que parar. Que visite sus iglesias, y que deje a los demás.
—¿Vota en las elecciones?
—Voto, pero no te voy a decir a quién. Hay que hacerlo en conciencia, aunque muchas veces te lleves un zapatazo porque confías en estos personajes, que deberían ser un poquito más sensibles y se olvidan de sus ideales. Lo mío va por una casi media revolución de esta sociedad. Mis votos son de un cambio bastante profundo.
—¿Algo más?
—Creo que la Iglesia es bonita. Tenemos la Iglesia de base y la institucional, que son muy distintas. Yo no lo niego, porque Él también entró en el templo cogió un látigo y los echó, y seguro que si viniera ahora también nos echaría a muchos. Pero no nos podemos rasgar las vestiduras, porque somos seres humanos. Se cuecen habas en todos los sitios.
Este sacerdote analiza el presente de la Iglesia Católica, cuestionando su papel en la sociedad
entrevista de carmela lópez
Luis Ángel Rodríguez Patiño (A Coruña, 1957) es el cura párroco de Alto Xestoso, Val de Xestoso (Monfero), San Pedro de Cambás (Aranga), Momán (Xermade) y Labrada (Guitiriz), por lo que depende de las diócesis de Mondoñedo-Ferrol y Santiago. Hombre de una amplia formación –estudió Filosofía, Derecho, Ciencias Políticas, Derecho Canónico, Criminología y está acabando Trabajo Social–, el conocido popularmente como el cura de Xestoso compagina la actividad de su vocación sacerdotal –los domingos celebra siete misas, recorriendo entre 70 y 80 kilometros– con el ejercicio de la abogacía y vive a caballo entre la ciudad herculina y Monfero.
En el ejercicio de su labor como sacerdote, Luis Ángel Rodríguez ya tuvo varios “enfrentamientos” con los obispos, porque sus opiniones respecto a determinados temas que despiertan interés casi siempre son contrarias a lo que defiende la jerarquía eclesiástica.
—Aún a riesgo de que su respuesta pueda levantar una nueva polémica, ¿cómo ve la Iglesia Católica en la actualidad?
—La veo de capa caída, en el sentido de que no ha sabido coger el ritmo de la vida. Hay una frase que siempre repito, la sociedad va en alta velocidad y la Iglesia en expreso. Haciendo una comparación un poco odiosa, diría que la Iglesia ha besado el crucifijo pero no ha cargado con la cruz y la cruz hay que cargarla. Tiene encíclicas preciosas y hace cosas preciosas, pero eso no vale para nada. Las parábolas de Cristo son sencillas y se entienden fácilmente, pero el lenguaje de la Iglesia es muchas veces ajeno a la realidad y no palpa la vida. Desde mi punto de vista, se debe a que hay mucha gerontocracia; parece que hay miedo de perder poder y lo que Cristo dijo fue: la Iglesia es servicio, no es poder. Una vez, un obispo me dijo que yo hacía lo que me daba la gana y le conteste: no, señor obispo, cuando usted quiera venga a las parroquias y verá lo que significa estar viviendo con la gente día a día. Creo que las normas están muy bien, pero un agente pastoral tiene que saber adaptarlas a la realidad.
—¿A qué cuestiones concretas se refiere?
—Hemos visto animaladas como el tema de los condones. ¡Que le digan a África que no use condones! ¡Macho!, ¿qué estamos haciendo? Nadie quiere que haya una perversión sexual, nadie quiere matar a los niños, pero es que hay que saber la realidad. Yo no quiero que haya aborto, pero si estoy viendo que hay una chica violada o, sin ser violada, que no tiene una formación, ¿qué queremos?, ¿que se esté matando a un niño después? Se están tapando los ojos a la realidad.
—¿Por qué cree que ocurre?
—Porque la Iglesia es jerárquica. El otro día me preguntó una presentadora de televisión si no tenía miedo que me echaran de la Iglesia y le dije: ¿de cuál?, ¿de la Iglesia jerárquica, católica, apostólica y romana?, pues sí, pero de la Iglesia de Cristo no creo que me echen, Cristo va por otros parámetros.
—¿Qué opinión le merece el tema de los matrimonios entre homoxesuales?
—Me parece muy bien, es decir, creo que la Iglesia tiene que respetar la naturaleza humana. Seguimos hablando de lo mismo; la balanza hay que ponerla en su punto. Una cosa es la perversión y aquí hago lo que me da a mí la gana, y otra cosa es la naturaleza humana. Yo lo he experimentado con una chica lesbiana que vino llorando y Los me dijo que quería ser cristiana. Le dije: no te preocupes, sigue con esa fortaleza y con tu conciencia, y hazlo lo mejor posible. La Iglesia tiene que actuar como madre y creo que una madre, incluso no gustándole, no rechaza a sus hijos por eso, les pedirá que sean buenas personas y que se respeten. Cristo no rechazó a nadie y estuvo con los más débiles y los más marginados de la sociedad.
—¿Estaría dispuesto a celebrar una boda entre personas del mismo sexo?
—Si me lo permitieran sí, pero no puedo hacer algo que realmente está prohibido porque no está reconocido. Tampoco voy a hacer la pamplina por hacer el payaso. Ahora, bendecirlos sí, porque seguro que Dios los bendice. A mí me dicen muchas veces ¿y tú por qué estás dentro de la Iglesia si eres así?, y yo pongo el ejemplo: para dar clases tengo que estar dentro de la Universidad y a lo mejor es la más desgraciada del mundo. En realidad, son los medios que yo tengo para trabajar desde dentro.
—¿Cómo ve el celibato?
— Siempre estuve en contra. A mí me ha producido mucho dolor siempre, porque muchas veces estoy sintiendo la soledad. En este punto, tengo más pánico a la gente que a la jerarquía, porque se han metido tanto que la gente se fija más en esas pijadas que en si eres buen cura. Lo que quiero es que la jerarquía le diga a la gente esto es una norma de derecho eclesiástico humano, la hemos puesto nosotros, no es derecho divino. La gente tendría que saber que no es cosa de Jesucristo. De hecho, antes del siglo IV se casaban, hasta el año trescientos noventa y algo, hasta que se celebró un concilio porque estaban todos por ahí adelante amancebados y haciendo virguerías, por eso lo prohibieron. Les interesa, porque además es una manera de manejar la conciencia de sus empleados, te manejan como quieren. El celibato me parece una cosa preciosa, siempre que sea opcional. Porque, vamos a ver, si es una gracia de Dios ¿quién es la Iglesia para manejar eso? Aquí se me viene a la mente otro cachondeo; tú ves un anglicano que no está de acuerdo con la iglesia anglicana porque ordena a las mujeres y permites que ese tradicionalista pase a la Iglesia Católica y siga casado. Entonces ¿en qué queda esto? O es para todos o no es para nadie. Están perdiendo gente valiosa y de ahí vienen también otras atrocidades que están ocurriendo.
—¿Se refiere a la pederastia?
— Sí, los pederastas sí que son unos desgraciados. Yo ya lo denuncié en varias ocasiones y les llamé terroristas, entre comillas, a los obispos, por haber callado. Solo con que haya un caso no se puede callar, aunque seamos mil millones, porque no es lo mismo que conduzca yo a que lo haga un taxista y vaya haciendo tonterías. Al taxista se la da una licencia especial para que conduzca. Muchos padres me dieron las gracias por el comunicado que hice en ese sentido, porque eso les permite seguir teniendo a sus hijos e hijas en colegios de curas, porque no todos son iguales.
— ¿Y el papel futuro de la mujer en la Iglesia?
—Para ellos parece que es un dogma de fe. Incluso son capaces de permitir antes que se casen los curas a ordenar a las mujeres. Cristo nunca dijo eso. Desde el punto de vista civil se viola el artículo 14 de la Constitución, porque no hay diferencia de sexos. La Iglesia Católica no puede vulnerar civilmente las normas de este país. ¿Por qué criticamos entonces que los musulmanes hacen esto o lo otro? La Iglesia Católica también tiene sus cosas. La mujer es un ser humano creado por Dios a imagen y semejanza suya. Por eso, yo he modificado la oración “Bendito seas Señor, Dios del universo, por este pan y este vino fruto de la vid y del trabajo del hombre”, diciendo “del trabajo del género humano”. Para ellos la mujer es muy importante de monja para limpiar las iglesias, pero no le dan más oportunidades. Es como si dijeran que no puede ser abogada o médico. No puede ser. A mí me pone de malas, porque además se quieren basar en que el Evangelio es así. Si lo tomamos literalmente, cuando dice “si tu mano peca, córtatela”, muchos tendríamos que cortarnos las dos. Insisto en que la Iglesia jerárquica, no la de Cristo, tiene doble rasero para medir sus cosas y eso es porque le interesa la gerontocracia, le interesa mantener el poder y que la estructura se mantenga, no le importa que el Espiritu Santo viva, que haya una comunidad eclesiástica que dé confianza y sea dinámica.
—¿Escucha la radio?
—Sí, principalmente la Ser, porque tengo un programa allí, y Radio Nacional, por las noticias La COPE, de vez en cuando, porque me interesan esas noticias generales que da la Iglesia para saber lo que pasa, los domingos por la mañana. Me parece muy partidista.
—¿Qué balance hace de la visita del Papa?
—Negativo. Tiene derecho a salir y además tiene que salir, pero que lo haga a su catedral. Un cazador me decía el domingo que fue con su mujer a Santiago y el mercado estaba vacío. No me extraña, con tanta seguridad, no vendieron nada del miedo que metieron. No puedes jorobar todo, ¿entiendes? Una vez ya pasó algo parecido con la primera visita de Monseñor Gea a As Pontes. Decía que la fábrica tenía que parar. Que visite sus iglesias, y que deje a los demás.
—¿Vota en las elecciones?
—Voto, pero no te voy a decir a quién. Hay que hacerlo en conciencia, aunque muchas veces te lleves un zapatazo porque confías en estos personajes, que deberían ser un poquito más sensibles y se olvidan de sus ideales. Lo mío va por una casi media revolución de esta sociedad. Mis votos son de un cambio bastante profundo.
—¿Algo más?
—Creo que la Iglesia es bonita. Tenemos la Iglesia de base y la institucional, que son muy distintas. Yo no lo niego, porque Él también entró en el templo cogió un látigo y los echó, y seguro que si viniera ahora también nos echaría a muchos. Pero no nos podemos rasgar las vestiduras, porque somos seres humanos. Se cuecen habas en todos los sitios.
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