Da gusto ver que la gente empieza a "Rebulir",este articulo es de una amiga de Ferrolterra,hasta hace poco inmersa en su poesía,(su gran pasión).Pese a seguir escribiendo sobre sus "flores y mariposas", sabe que vienen tiempos nuevos,tiempos para el "Kalashnikov"
De estupideces y probabilidades
La estupidez humana alcanza, en estos días, límites insospechados, y la probabilidad de que en algún momento esto mejore es tan lejana como que mañana lluevan billetes de cien euros. Seguramente ya estéis al corriente de esta normativa que entrará en vigor a partir del 7 de Marzo del presente, y que no tiene otra finalidad que ahorrar combustible, ante la amenaza de que oriente próximo nos corte el suministro. Dicen nuestros inestimables representantes que con esta medida pueden ahorrarse hasta medio millón de euros mensuales, y yo me pregunto, ¿quién se los ahorra? Porque que yo sepa, y si me equivoco, que alguien me corrija, todo en esta España nuestra se sufraga con el dinerito contante y sonante que amablemete le donamos a Hacienda y que no tan amablamente le enviamos a través de esos impuestos que democráticamente alguien decidió que teníamos que pagar. Sin embargo, no sé porque me temo que detrás de esto hay algo que no nos han contado, y no me refiero a la inminente subida, otra vez, y ya no sé cuántas van, de los carburantes. No. Aquí como de costumbre hay algo que huele mal, y nos tocará recoger la mierda a los mismos de siempre.
Recogido del blog de poesía; http://cerdos-egolatras.blogspot.com/
En Oriente, en este Oriente mal llamado próximo, porque no tenemos ni idea de lo que se cuece en esos lares, algo está sucediendo, y estamos tan acostumbrados a vivir con la cabeza en el agujero que no prestamos ni un poco de atención. Supongo que la costumbre de verlos guerrear desde el comienzo de los tiempos nos puede llevar a pensar que es otro lid banal de eses, de disputas irrisorias por algo, que afortunadamente, nosotros disfrutamos desde hace tanto tiempo, y que no recordamos cuál es su significado: libertad. Tenemos ese don, ese privilegio por el que están muriéndose esos ciudadanos de a pie, como nosotros, que lo único que ansían es ver crecer a sus hijos, que no se mueran de hambre antes de entrar en la pubertad, o que no los mate una bomba o los deje lisiados una mina antipersonas. Algo está avanzando por el desierto, y sé que, no solamente son las dunas, es el aire envilecido durante décadas de eses tiranos, que bajo la aprobación de las primeras potencias, aniquilan en silencio a sus pueblos. Miradlos bien, atended, porque a este ritmo dentro de poco seremos como ellos. Bajo el amparo de la democracia, del respeto, de la tolerancia y de todas esas libertades que nos han vendido, ahora, nos despojan de ellas. Es tal la magnitud, que ahora, esos representantes que elegimos libremente, se atreven a mentir en ruedas de prensa ante los atónitos ojos de los transeúntes, y nosotros pasamos de largo como si no fuese con nosotros. Hace menos de un mes, cuando las hidroeléctricas anunciaron una nueva subida del 10%, el ministro del ramo salió con esa pompa que lo caracteriza, calmando esos gritos que no llegaron a susurros, que prometía que este año se mantendría ese precio. Cuál es nuestra sorpresa, vamos por lo menos la mía, cuando, sin ir más lejos esta semana leo en prensa, que esas hidroeléctricas están barajando la posibilidad de aumentar otra vez el precio, porque no les salen las cuentas.Pero lo que más me molesta de todo, ya no es todo ese paquete de medidas que nos vendieron, más falso que el dinero del monopoly, ni siquiera esta barbarie de subidas de precios en bienes tan básicos como la comida, el agua, la electricidad y el gas. No. Lo que realmente me hace hervir la sangre, es la pasividad, nuestra dejadez ante estos atropellos. Pensadlo por un momento, tampoco os llevará mucho tiempo, en este último año cuántas cosas nos han prohibido: desde la ley antitabaco, pasando por la SINDE, ahora reducen a 110 la velocidad máxima en autopistas, y a 30 en calles de una sola dirección. Y lo último, a un empresario andaluz intentan hacerle pagar una multa de algo más de seis mil euros porque cuando redactó un anuncio buscando un programador, se le olvidó explicar que también le servían programadoras. Esto es de locos, de república bananera, y creedme que sólo esta en nuestras manos el resolverlo. Por una vez, dejemos de mirarnos el ombligo, y aprendamos algo de otras culturas. Salgamos a la calle a reclamar lo que es nuestro por derecho, antes de que sea demasiado tarde. Al menos así nadie podría echarnos en cara que no somos más tontos porque no practicamos.
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